Disponible por el momento en la motorización de 2 litros en gasolina, con culata de 16 válvulas, la caja de velocidades Proactiva supone un plus de confort en una conducción mucho más relajada. Asimismo, esta caja de velocidades, estará también disponible, próximamente, en la motorización 1.6 de 16 válvulas.

Como ya fue anunciado en el momento de su presentación, los Renault Mégane de 3 y 5 puertas incorporan opcionalmente, a partir de estos días, una caja de velocidades Proactiva de cuatro marchas.

Basada en una estrategia de lógica difusa, la caja de velocidades Proactiva tiene en cuenta tres tipos de datos: perfil de la carretera, tipo de conducción y régimen de funcionamiento del motor, adaptando en cada momento y a cada tipo de conducción, el umbral de régimen del motor, para realizar el cambio de velocidades más oportuno.

Para averiguar el perfil de la carretera (subida, llano o bajada), o la carga del vehículo, la caja de velocidades Proactiva, realiza una constante medida del par motor entregado. Si la mariposa de gases está más abierta de lo que sería necesario, es evidente que el coche sube o va cargado. Si, por el contrario, la mariposa está más cerrada del valor teórico que le corresponde, es un claro ejemplo de que el coche baja. El cajetín electrónico tiene en cuenta esta circunstancia y aplica la ley de cambio correspondiente.

Las memorias de almacenamiento temporal funcionan según un principio FIFO (First In, First Out) , es decir el primer dato que entra es el primero que sale. La constante realimentación de datos – por tanto - procura una actualización dinámica. Resultado de todo ello, las leyes Proactivas van realizando un “retrato robot” de cada momento, situando los umbrales de cambio en los valores más adecuados.

Para calificar al conductor, se valora su acción sobre el pedal del acelerador. Pero no se tiene en cuenta solamente “cuánto” se ha pisado el acelerador sino, más bien “cómo”. En las cajas de velocidades automáticas antiguas, la lógica rígida producía una situación antagónica. Por ejemplo: se calificaba una conducción como “deportiva” cuando el acelerador se hundía más allá de un cierto valor, aunque en la maniobra se empleara media hora. Se daba el contrasentido de que un conductor que acelerase a golpes sin que ninguno de ellos superara el valor fijado, era calificado de “sosegado”. Las cajas de velocidades Proactiva tienen en cuenta 3 posibles tipos de conductor: sosegado, rápido y deportivo. La diferencia entre los dos últimos radica en que, mientras el conductor rápido pisa el acelerador, el conductor calificado como deportivo, conduce a base de golpes de gas, que no es lo mismo.

Por último, las leyes Proactivas de esta caja de velocidades tienen en cuenta el régimen de funcionamiento del motor y la temperatura del líquido de refrigeración, tal y como lo haría un conductor experimentado.

Pero es que, además, la caja de velocidades Proactiva, dialoga constantemente con el ESP y el ABS de los que toma buena parte de la información y en caso de frenada, por ejemplo, reduce relaciones para que, una vez superado el momento, el conductor se encuentre con suficiente par motor para volver a lanzar el vehículo.

En definitiva, las cajas de velocidades automáticas dejaron de ser hace ya muchos años aquellos dispositivos mecánicos complejos, grandes, pesados y glotones. Con una implantación longitudinal, originalmente, su ubicación en vehículos de tamaño medio (generalmente dotados de propulsores ubicados en disposición transversal) ha obligado a un replanteamiento y ha surgido una nueva generación de cajas de velocidades automáticas transversales ligeras, pequeñas y cuyo consumo es muy similar al de una caja de velocidades tradicional. Todo son ventajas, sin duda.

Principales características técnicas

(*) Los datos referidos a Tara y PMA, entre paréntesis, corresponden a las versiones con carrocería de 3 puertas.

El precio recomendado al que se ofertan estas cajas de velocidades opcionales es de 1.040,65 € para la Península y Baleares y de 1.008,13 € para las Islas Canarias.