Mercedes-Benz 300 SL Alas de Gaviota
El Mercedes-Benz 300 SL Alas de Gaviota es un automóvil legendario, un clásico indiscutible. 50 años después de su primera aparición en público, este modelo no ha perdido un ápice de su magnetismo y atractivo, y cada uno de los 1.400 ejemplares fabricados tiene una interesante historia que contar. Una de las más inusuales es la del 300 SL del fotógrafo norteamericano David Douglas Duncan, a quien durante muchos años unió una estrecha amistad con el pintor Pablo Picasso.
La exposición especial “Aventuras de una Gaviota“, ilustra las aventuras del 300 SL coupé negro de David Douglas Duncan. Este fotógrafo y reportero gráfico nacido en Kansas en 1916, que alcanzó renombre mundial y altas condecoraciones a lo largo de su carrera profesional, recogía personalmente su flamante automóvil en Stuttgart en 1956. Su pasión por el modelo Alas de Gaviota había surgido un año antes, cuando captó con su cámara el 300 SL en las calles de Sindelfingen ; en esta famosa serie de fotografías se ven sólo los rastros de luz que deja el vehículo al pasar ante la cámara a gran velocidad. En 1956 Duncan fotografió el prototipo del 300 SL Roadster durante un inolvidable recorrido de prueba en los Alpes.
El 300 SL coupé fue un compañero inseparable de David Duncan : con él recorrió 450.000 kilómetros a lo largo de 40 años. En 1959 emprendió viaje desde el sur de Francia con rumbo a Moscú, donde, estacionado frente al Kremlin, causó profunda admiración incluso entre los miembros del Politburó. A su regreso a Cannes compartió el caviar ruso que había traído con su gran amigo Pablo Picasso, quien disfrutaba viajando de copiloto en el 300 SL. Las fotografías de Duncan dejan constancia de la admiración que sentía Picasso por el deportivo, del que siempre decía que algún día realizaría una escultura en bronce. Con su cámara, Duncan fue testigo de excepción de la vida cotidiana de Picasso.
En 1976, durante un reportaje fotográfico sobre el rodaje en Holanda de la película “Un puente demasiado lejano“ el “torpedo negro“, como así le llamaba Duncan cariñosamente, fue robado en Haarlem sin dejar rastro. Los principales medios de comunicación mundiales se hicieron eco de tan lamentable noticia. Tras casi más de un mes, llegaron las primeras buenas nuevas a raíz de una serie de contactos con la mafia. Cinco semanas después del robo, y tras pagar una recompensa de 12.000 francos suizos, Duncan recogía su coche en la frontera de Holanda con Bélgica. El SL fue devuelto, limpio y reluciente, con el depósito lleno; incluso la gabardina de Duncan había sido lavada, planchada y colocada cuidadosamente en la repisa posterior.
Picasso murió en 1973, pero los lazos de amistad con la familia perduraron. En 1996, Duncan regaló su venerado coupé 300 SL al hijo del artista , Claude, gran amante del automóvil, a fin de que el SL “ permaneciera en la familia “ Claude Picasso continúa haciendo un uso regular del Alas de Gaviota, con el que suele participar en acontecimientos como la Mille Miglia.