Lancia Fulvia
Lancia es una de las pocas casas automovilísticas que puede presumir de clientes apasionados y exigentes, amantes de la belleza y, al mismo tiempo, profundos conocedores de la tecnología más sofisticada. Además, existe un hilo conductor común a todos los automóviles Lancia: la investigación continua de la innovación ligada a la más exclusiva artesanalidad italiana. Es, pues, una búsqueda esencial no sólo en el espíritu de Lancia, sino también en el mismo progreso del automóvil.
Lo demuestran el centenar de patentes depositadas, las geniales invenciones y realizaciones prácticas puestas a punto por Lancia en casi un siglo de historia.
Era el año 1965. En el Salón de Ginebra Lancia presentó el Fulvia Coupé 1.2, un automóvil potente, equilibrado y absolutamente único por las soluciones mecánicas adoptadas. En efecto, los puntos fuertes del modelo eran el motor de 4 cilindros en "V" estrecha, el subchasis delantero que alojaba el grupo motopropulsor, la suspensión delantera de paralelogramo y el sistema de frenos de 4 discos con doble circuito hidráulico y servofreno.
El Fulvia Coupé era un bello ejemplo de esa "elegante deportividad" que caracteriza desde siempre a algunos modelos de la gama Lancia. Bastaban pocos retoques para transformar el automóvil de carretera en un coche de carreras. Tanto es así que, todavía hoy, el público define indistintamente con la sigla HF al modelo Fulvia Coupé, sin distinguir los modelos propiamente destinados a las actividades deportivas. Y el recuerdo llega de inmediato al "mítico" Fulvia Coupé Rallye 1.6 HF, que en 1972 ganó el Rally de Montecarlo con Sandro Munari al volante y que conquistó el Campeonato mundial de marcas. En el año siguiente, el modelo Lancia abandonó las competiciones oficiales y en 1976 cesó la producción del Lancia Fulvia Coupé, después de haberse fabricado 140.000 unidades de dicho modelo.
Hoy, a cuarenta años del debut del primer Fulvia berlina y a treinta y un años de la victoria de Munari, Lancia ha querido fabricar un prototipo conmemorativo de uno de los modelos que la han hecho famosa en todo el mundo.
Además, para los diseñadores del Centro Stile Lancia siempre ha sido un gran sueño: proponer de nuevo el Fulvia Coupé como si idealmente su evolución estilística no se hubiera interrumpido nunca. La aproximación al proyecto fue muy clara desde el primer momento: nada de indulgencias nostálgicas, sino una reinterpretación del concepto en clave posmoderna y con un estilo original.
La frescura y el dinamismo de la línea tenían que estar en primer lugar, sin por ello traicionar la emoción que era capaz de transmitir el Fulvia diseñado por Castagnero en 1965, una refinadísima mezcla de excentricidad, elegancia, limpieza estética y deportividad.
Se trata de un cupé completamente moderno, una ocasión para explorar soluciones estéticas y de ingeniería capaces de caracterizar también la futura producción Lancia, pero de suscitar al mismo tiempo una gran fuerza evocadora para quien, en su época, lo había deseado y soñado.
Las dimensiones y la arquitectura tres volúmenes del show-car Fulvia Coupé pueden superponerse prácticamente a los del modelo anterior, pero con una vía más ancha para conferir mayor estabilidad y resistencia al automóvil. La estructura general recuerda la de las lanchas motoras Riva de la época, caracterizadas por una parte trasera truncada, un volumen extremadamente dinámico y una proa hendida. El motivo estilístico más característico, la moldura continua en forma de herradura que abrazaba toda la carrocería con un efecto "saliente" en la parte trasera, ha sido reinterpretado confiriéndole un carácter más dinámico y un movimiento ahusado. El punto de máxima tensión se encuentra en la rueda delantera, donde también se concentra todo el peso visual del automóvil, a fin de destacar la tracción y el motor delanteros, con un resultado que expresa la sensación de "tirar" de todo el automóvil. El desarrollo "en gota" de la planta, con la máxima anchura en la parte delantera y una tendencia a estrecharse hacia la parte trasera truncada, contribuye a dar este efecto. Completan el tratamiento de los volúmenes un largo capó -un "invernadero" de dimensiones reducidas- y una especial distribución de las masas.
El Fulvia Coupé de 1965 se caracterizaba por un volumen ligero, todavía más evidente en la parte posterior, mientras que el nuevo show-car tiene un aspecto más musculoso, pero aligerado por un tratamiento de la parte inferior del automóvil "afinado" hacia la parte trasera.
El frontal, de aspecto agresivo, se caracteriza por un amplio capó achaflanado y faros formados por módulos de alta tecnología y por una "visera" con forma de ala, que extiende visualmente el perfil del capó por debajo del cristal.
La rejilla metálica pulida, donde sobresale el gran emblema de Lancia, tiene un aspecto deportivo y tridimensional, intencionadamente aligerado y simplificado con respecto al de los "hermanos" menos agresivos, para enfatizar su función de toma de aire y crear una determinada relación llenos-vacíos entre los elementos del frontal, más en sintonía con el del modelo anterior.
Todo ello se completa con líneas que, fluyendo del capó hacia el paragolpes, se "unen" alrededor de la boca inferior, donde cuatro cilindros cuadrangulares "flotantes" citan las cuatro tomas de aire del modelo de los años setenta.
El lateral tiene una superficie limpia, que juega con el sucederse de superficies cóncavas y convexas, y con unos hombros robustos.
La parte trasera, en cambio, representa la lógica conclusión de todo el tratamiento formal del objeto para devolverle la "sección": no podía faltar la cita del famoso "espejo de popa", tan característico del modelo anterior, que ensalza la "escapada" de la parte trasera y oculta sin ambages los faros de desarrollo vertical. Éstos, haciendo juego con los dos cilindros que atraviesan idealmente la carrocería como si fueran terminales de escape, juegan con efectos de transparencia, que dejan entrever dos elementos salientes del perfil con forma de ala (cita discreta de los "ojos" expresivos del automóvil anterior).
El color de la carrocería Marfil "tres capas" contrasta armoniosamente con el "Marrón oscuro" de la piel que envuelve todo el habitáculo. Este último evoca claramente los años setenta, gracias a los detalles torneados de control numérico que recuerdan los mandos iridiscentes de los equipos Hi-Fi de la época, y la esencia que reviste la inserción central del salpicadero y el puente del túnel, el Tanganika Frisé, una madera de aspecto "sedoso" y tonalidades tornasoladas metálicas.
El interior, de "dos plazas" con maletero adicional bajo la bandeja trasera, se inspira estéticamente en el original, siempre con una aproximación posmoderna y esencial, sin por ello dejar de lado el refinamiento y el toque de deportividad propios de un Lancia de este tipo. Como demuestra un exclusivo juego de maletas realizado expresamente para el show-car por Trussardi, utilizando paneles de calidad y originales que representan la combinación perfecta entre humor y funcionalidad.
El salpicadero, formado por dos estructuras contrapuestas tapizadas a mano que abrazan la inserción de madera, está rodeado por una estructura que se extiende suavemente hasta la parte posterior de los paneles de las puertas, resaltando la planta en gota de inspiración náutica. El túnel es, en realidad, la extensión del revestimiento de cuero "Marrón oscuro" del piso que se eleva fluidamente para formar los brazos de manera simétrica con respecto a los de las puertas. Se trata de un concepto inspirado en el asiento, que caracteriza el lenguaje formal de todo el interior. Un sencillo "rebaje" en el volumen del túnel y en el de los apoyabrazos laterales permiten hacer emerger, en el centro, un puente longitudinal de madera donde se encuentra la palanca del cambio (enriquecida por detalles de aluminio) y, en las puertas, las "barras" pasantes de cierre de puertas.
Completan el conjunto una instrumentación analógica de tres esferas con diseño inspirando en el mundo de la náutica y color perlado (parecido al del nuevo Ypsilon), una "placa" metálica de interfaz que recoge todas las funciones de infotainment y climatizador, como los demás automóviles de la gama Lancia.
El volante de tres radios metálicos presenta un módulo del airbag cilíndrico y una corona tapizada en piel. Finalmente, los asientos, con diseño deportivo y ergonómico, recuerdan los del Fulvia Coupé por el efecto envolvente conferido por la "moldura" en forma de herradura, que abraza el respaldo ofreciendo un amplio soporte lateral.
La operación de estilo llevada a cabo en el Fulvia Coupé no debe considerarse un puro ejercicio de diseño. De hecho, todos los detalles exteriores del automóvil han sido estudiados para reducir el coeficiente aerodinámico. El trabajo realizado queda demostrado por el excelente valor de velocidad máxima, 213 km/h, obtenido partiendo de una potencia algo reducida para este tipo de vehículo: 140 CV (103 kW) a 6400 r.p.m.
Cabe destacar la ligereza, garantizada por el uso del aluminio para la realización de la carrocería. De hecho, como en los más modernos coches deportivos -aunque el Fulvia Coupé de los años setenta contaba con capó y puertas de aluminio para algunas versiones HF- todos los paneles exteriores de la carrocería están realizados con este material. Se trata de una auténtica tecnología que se ha recuperado recurriendo a la mejor tradición artesanal italiana en el campo del moldeado manual de la chapa con martillo y que aquí encuentra una magistral ejecución por parte del fabricante del modelo: CECOMP.
Además, la atención a la ligereza ha permitido reducir el peso por debajo de los 1.000 kg. El show-car Fulvia Coupé pesa exactamente 990 kg, un valor de fundamental importancia para este tipo de vehículo que le garantiza una excelente relación peso-potencia (7 kg/CV) y una aceleración de 0 a 100 km/h en 8,6 segundos. Todo ello, obviamente, también se traduce en una reducción de los consumos: por ejemplo, en el ciclo mixto no superan nunca los 7,3 l/100 km.
Finalmente, el prototipo de Lancia está equipado con un "4 cilindros" 1.8 16v dotado de variador de fase, y adopta una suspensión delantera McPherson, con montantes telescópicos, muelles helicoidales coaxiales y brazos inferiores. La geometría, a pesar de ser relativamente simple, permite a los neumáticos Pirello PZero Nero garantizar un comportamiento dinámico de primera calidad. Completa el cuadro técnico la suspensión trasera de brazos longitudinales con barra estabilizadora, el sistema de frenos de 4 frenos de disco con los delanteros autoventilados y el sistema antibloqueo de los frenos.
No se han aplicado otras "soluciones" electrónicas de asistencia, como antideslizamiento y control de la estabilidad, a fin de no comprometer la pureza de una conducción deportiva "old style" tan cautivadora. En otras palabras, el Fulvia Coupé entra con pleno derecho en el imaginario colectivo de todos aquellos que saben apreciar un automóvil, aunque experimentalmente, con gran personalidad y atractivo. Y, todavía hoy, los "lancistas" se reconocen por esa extraordinaria pasión y ese entusiasmo que comparten con quien diseña, experimenta y fabrica un automóvil Lancia.