Audi TT Le Mans Quattro, por la puerta grande.
Un deportivo de altas prestaciones que ha heredado los genes del tres veces vencedor en Le Mans, el Audi R8, y sigue su estela como automóvil de carretera: Audi presenta su nuevo concepto Le Mans quattro.
Esta fascinante máquina automovilística combina la experiencia de innumerables triunfos en las pistas con un diseño futurista y la competencia tecnológica de Audi. Una competencia para la que la máxima "a la vanguardia de la técnica" se sigue con la misma pasión ya sea en los circuitos de carreras o en la carretera
Basta una simple ojeada para verificar la categoría de este automóvil. El Audi Le Mans quattro de color azul jet se alza sobre el asfalto mostrando toda su anchura y su fuerza; la robusta parte trasera da la sensación, como si se tratase de un esprínter en posición de salida, de tener los músculos en tensión para salir disparado como una flecha. La parte delantera y la amplia curvatura del techo parecen haber sido diseñadas de un solo trazo.
1,90 metros de ancho en solo 4,37 m de largo y 1,25 metros de alto. Estas son las proporciones de un deportivo de pura sangre. Los 2,65 m de distancia entre ejes ofrecen espacio para un puesto de conducción sorprendentemente amplio y para un motor biturbo V10 de montaje longitudinal con inyección directa de gasolina FSI situado detrás de los asientos delanteros. Tras las puertas se arquea, entre las taloneras y el techo, un direccionador de aire de gran superficie que proporciona el aire necesario al V10, a los frenos, al refrigerador del aceite y al intercooler.
La parrilla de Audi, con un solo marco y en forma de trapecio, otorga personalidad a la parte frontal y se encuentra flanqueada por unas grandes entradas de ventilación adicionales a derecha e izquierda. En la parte superior de la parrilla se unen las líneas planas de los faros delanteros LED, provistos de una cubierta de cristal transparente.
La zona central del capó se arquea alcanzando una altura superior a la del guardabarros, que se abre en los laterales por encima de los grandes pasos de rueda circulares típicos de Audi.
El diseño del puesto de conducción, que domina todo el habitáculo interior, está orientado de forma consecuente para conseguir la comodidad del conductor. Este pasa a formar parte del vehículo entre el cuadro de mandos que integra los instrumentos con gráfica de pantalla conmutable y la consola central. Asimismo, los dos ocupantes disfrutan de una comodidad insuperable en el habitáculo, una característica que se ha perfeccionado en el Audi Le Mans quattro, destacando así claramente entre los deportivos de altas prestaciones. Además, saltan a la vista no solo una funcionalidad y ergonomía perfectas, sino también la alta calidad de los materiales y del proceso de fabricación.
Este concepto descansa sobre una carrocería de aluminio sometida al procedimiento de construcción Audi Space Frame (ASF). La capa exterior y los elementos integrantes se han incorporado siguiendo una idea mixta de construcción ligera con aluminio y fibra de carbono; requisito indispensable para obtener la máxima rigidez con un bajo peso de 1.530 kilogramos y, por consiguiente, la base de una buena dinámica de conducción.
Un motor FSI V10 de cinco litros impulsa el motor central del biplaza con carga biturbo que proporciona 610 CV (449 kW) a 6.800 rpm. El excepcional reprise y el firme agarre, además de una reserva de potencia prácticamente inagotable, caracterizan a este motor incluso conduciendo a bajas revol uciones.
Así, el par motor máximo de 750 N/m se mantiene constante a lo largo de un margen de revoluciones excepcionalmente amplio, que abarca de 1.750 a 5.800 rpm. El cambio deportivo secuencial de 6 marchas permite al conductor dosificar siempre el rendimiento del potente par motor de forma óptima.
Un Audi de estas características incorpora, como es natural, la tracción permanente a las cuatro ruedas quattro, que reparte la fuerza en una relación del 40:60 por ciento de forma variable en el eje delantero y el trasero, en pro de una dinámica de conducción óptima para un deportivo con motor central. De este modo, el Audi Le Mans quattro acelera en tan solo 3,7 segundos de 0 a 100 km/h y en sólo 10,8 segundos a 200 km/h.
El tren de rodaje cuenta con brazos transversales dobles delante y detrás. El ajuste básico del tren de rodaje se ha elegido pensando en mejorar la dinámica de conducción. Con todo, gracias al innovador amortiguador Audi magnetic ride se registran unos niveles de comodidad excelentes.
Gracias a este sistema, el Audi Le Mans quattro se presenta como la síntesis perfecta entre la tecnología del deporte automovilístico y un vehículo de carretera. Un automóvil que se desenvuelve con la misma naturalidad tanto en los circuitos de carreras como en las autopistas o en las carreteras de montaña.
El exterior
Basta una simple ojeada para verificar la categoría de este automóvil. El Audi Le Mans quattro de color azul jet se alza sobre el asfalto mostrando toda su anchura y su fuerza; la robusta parte trasera da la sensación, como si se tratase de un esprínter en posición de salida, de tener los músculos en tensión para salir disparado como una flecha.
El cuerpo del vehículo desprende un efecto de compacidad. La parte delantera y la baja curva del techo se han diseñado de un solo trazo. Una línea que identifica inmediatamente este biplaza como un Audi, ya que la curva lisa, igual que el arco delantero del guardabarros, despierta asociaciones con el Audi TT y el concepto GT Nuvolari quattro.
Una silueta conocida también en los laterales: el diseño de la dinámica línea por encima de las taloneras y la línea de cintura unen la parte delantera, los laterales y la parte posterior; las puertas y el paso a las entradas de ventilación laterales presentan una disposición especialmente plástica y destacan los pasos de rueda redondos típicos de Audi con las grandes ruedas de 20 pulgadas.
El parabrisas parece ser la continuación natural de la corta parte frontal. La luna delantera está cubierta con un material que, gracias a la aplicación de nanotecnología, ejerce un efecto hidrófobo (es decir, que repele el agua) y es especialmente resistente a la suciedad. Una segunda capa nanomicroscópica reduce la entrada de rayos UVA e infrarrojos y, por consiguiente, el calentamiento del espacio interior.
El habitáculo del Audi Le Mans quattro está desplazado hacia adelante: típico de un deportivo con motor central y, por consiguiente, una nueva semejanza visible con el Audi R8. Detrás de los asientos, pero todavía por delante del eje posterior, se encuentra el motor biturbo de V10, una escultura tecnológica que se puede admirar tanto a través del gran portón transparente del maletero como desde el habitáculo.
1,90 metros de ancho en solo 4,37 m de largo y 1,25 metros de alto. Estas son las proporciones de un súperdeportivo. La distancia entre ejes de 2,65 m ofrece espacio para un habitáculo sorprendentemente espacioso y para un motor montado de forma longitudinal en la parte posterior de los asientos. Tras las puertas se arquea, entre las taloneras y el techo, un direccionador de aire de gran superficie que proporciona aire respirable y aire refrigerante al aceite del motor, al turbocompresor y a los frenos.
El toque personal de la parte delantera lo pone la parrilla de un solo marco en forma de trapecio de Audi, flanqueada a derecha e izquierda por unas grandes entradas de ventilación adicionales. Por encima de esta se unen las planas líneas de los faros delanteros LED con su cubierta de cristal transparente. El capó arqueado alberga los cuatro aros y da continuidad al dinámico arco que forma la parrilla plana del refrigerador central propia de los deportivos. Esta se extiende por encima del nivel del guardabarros, que se abre en los lados de los pasos de rueda redondos típicos de Audi.
LED: estas tres letras forman el acrónimo de "Diodos emisores de luz". Una tecnología que implica una gran ventaja tecnológica, como por ejemplo una reducción por diez del consumo energético frente a las lámparas incandescentes convencionales, al tiempo que ofrece una vida útil mucho más prolongada.
Pero esto no es todo, ya que la tecnología LED tiene un potencial mucho mayor para el futuro. Los faros principales LED permitirán el desarrollo posterior de faros dinámicos para curvas, lo que implica la eliminación de las piezas móviles en el sistema. El cono de luz se puede regular en anchura y dirección utilizando conmutadores electrónicos de otros elementos de iluminación.
Una ventaja adicional reside en el hecho de que al requerir menos espacio que los faros convencionales, los LED permiten una mayor libertad de colocación a los diseñadores. Los 17 puntos de luz fría se encuentran ahora mucho más cerca de la superficie de la cubierta, con lo cual se reducen las dimensiones del faro. Esto permite que toda la parte delantera tenga una rigidez notable. Los diodos de luz del intermitente separan los dos bloques LED de luz de cruce y de carretera. También se ha aplicado esta técnica de iluminación en el intermitente lateral y se ha incorporado en el pie del retrovisor exterior.
La combinación de líneas cóncavas y convexas acentúa la silueta del portón del maletero cuando se mira con una perspectiva lateral. Por debajo del claro borde de ruptura aerodinámica se encuentra una superficie vertical llana, que queda enmarcada a los lados por los faros traseros con tecnología LED. La banda luminosa de la tercera luz de freno se desliza por todo el ancho del techo y constituye el cierre del capó transparente del motor.
La tecnología aplicada se hace especialmente visible en la base de la zaga, aunque no solamente en los extremos de los dos tubos de escape centrales. Dos aperturas difusoras de gran formato muestran la importancia de la aerodinámica en el diseño del Audi Le Mans quattro.
El desarrollo aerodinámico de la carrocería se llevó a cabo en el moderno túnel de viento de Audi mediante la estrecha colaboración entre Audi Design y Audi Sport. Ambos departamentos ya habían colaborado anteriormente en la optimización de las tres generaciones del Audi R8 para incorporar velocidades muy por encima de los 300 km/h y perfeccionar el control de la fuerza centrífuga en curva: un intercambio de tecnologías del más alto nivel.
Para contrarrestar la resistencia del viento, el Le Mans quattro incorpora un alerón trasero que sube automáticamente en cuando se superan los 120 km/h. Este contribuye al efecto aspirador con una fuerza centrífuga adicional que se genera gracias al diseño aerodinámico de los bajos y los difusores. Si el conductor desea mantener el alerón trasero constantemente elevado, por ejemplo en circuito, puede fijarlo pulsando un botón situado en el volante multifuncional. De lo contrario, en cuanto la velocidad es inferior a los 80 km/h, el alerón trasero del Audi Le Mans quattro vuelve a integrarse en la carrocería. El alerón trasero también emerge cuando se pone la marcha atrás, puesto que lleva incorporada la banda luminosa de la marcha atrás.
Este concepto descansa sobre una carrocería de aluminio sometida al procedimiento de construcción Audi Space Frame (ASF). Su síntesis perfecta de mínima masa y máxima rigidez constituye el fundamento de una elevada dinámica de conducción.
La capa exterior y los elementos integrantes se han incorporado siguiendo una idea mixta de construcción ligera con aluminio y fibra de carbono: requisito indispensable para obtener el bajo peso total de 1.530 kilogramos y, por consiguiente, el sorprendente peso por unidad de potencia de sólo 2,5 kg por CV.
Al abrir el gran capó del motor y el portón del maletero, que se desbloquean con un sistema eléctrico, se abre el campo de visión sobre la suntuosa dirección de rueda y los anchos neumáticos de detallado perfil.
El interior
El diseño del puesto de conducción, que domina todo el habitáculo interior, esta orientado de forma consecuente para conseguir la comodidad del conductor. Este pasa a formar parte del vehículo entre el cuadro de mandos y la consola central más elevada; el panel de instrumentos, ubicado por encima de la consola central, está ligeramente inclinado hacia el piloto.
Formas funcionales: este lema para el diseño se materializa de forma consecuente en el Audi Le Mans quattro. Además de la distribución orientada hacia el conductor, que se mantiene en la disposición del antepecho de la puerta, la funcional atmósfera viene determinada por la elección de los materiales. Una ojeada desde el asiento del conductor lo deja claro: en el puesto de conducción de este automóvil, la concentración en lo esencial se basa en la disposición y ubicación de todos los elementos.
Tanto en la elección de los colores como en la atmósfera se puede sentir este principio estético y ergonómico, al tiempo que los tonos oscuros, técnicos, despiertan asociaciones con el deporte automovilístico. Además, saltan a la vista no solo una funcionalidad y ergonomía perfectas, sino también la alta calidad de los materiales y del proceso de fabricación.
El espacio para los pies y los reposapiés se han lacado totalmente; un tratamiento de las superficies que también se puede observar en el maletero y el compartimento del motor.
Los componentes se distinguen claramente entre sí mediante la utilización de diferentes materiales para caracterizar los diferentes ámbitos. Así, el tablero de instrumentos está recubierto de un tejido de alta calidad semitransparente con una estructura de red de soporte, un tejido que se vuelve a encontrar en la parte exterior de los asientos. Para garantizar una manejabilidad precisa de los elementos de mando, estos se han realizado en caucho y aluminio hápticos y agradables al tacto.
En la zona de los hombros de los asientos también se ha utilizado un revestimiento antideslizante con tacto de neopreno. Las superficies de los asientos ergonómicos abatibles por la zona lumbar están recubiertos con unos sorprendentes tejidos de alta tecnología, deportivos y futuristas. Unos cinturones de seguridad automáticos con cuatro puntos de anclaje ejercen una sujeción firme en las reducciones de velocidad propias de los circuitos.
Asimismo, la comodidad que rodea a los dos ocupantes es insuperable; un parámetro con el que el Audi Le Mans quattro supera con creces la oferta habitual de deportivos de altas prestaciones.
Dentro del puesto de conducción, los portaobjetos se encuentran al alcance de la mano; además, detrás de los asientos abatibles hacia delante se han dispuesto bolsillos extraíbles. Los 100 litros de volumen del maletero delantero permiten llevar el equipaje completo de un fin de semana para los dos viajeros.
Todas las fuentes de información importantes se encuentran situadas directamente delante del conductor, en la zona que queda detrás del volante deportivo multifuncional aplanado en la parte inferior. El cuadro de instrumentos está dividido en tres partes: a derecha e izquierda de la parte central rectangular hay una unidad informativa integrada en forma de gota.
Mientras que en la parte izquierda encontramos un cuentarrevoluciones de diseño clásico, aunque en forma de instrumento redondo con control digital, los diseñadores de interiores han optado por una vía absolutamente nueva en la parte derecha.
La pantalla digital de gran formato en tecnología TFT se puede utilizar, según lo desee el conductor, para diversas funciones de visualización en los modos analógico, seguimiento y MMI:
Cuando se circula a velocidad de crucero, la superficie se transforma, en el modo analógico, en un tacómetro digital con visualización analógica y en la que aparece además un reloj.
Aquellos que concedan una carrera en circuito al Le Mans quattro, pueden visualizar en la pantalla el recorrido de la pista en el modo seguimiento. Además, esta proporciona información (mediante GPS) acerca de la próxima curva y el tiempo por vuelta. Paralelamente, la pantalla central, prácticamente cuadrada, muestra información acerca del modo seleccionado del tren de rodaje en cada momento y de la marcha que está en uso.
Con el modo MMI también se pueden consultar los datos más importantes del estado de funcionamiento del motor, como, por ejemplo, la presión y la temperatura del aceite. Y aquellas personas que estén de viaje por carretera podrán consultar si lo desean los pictogramas con comentarios del sistema de navegación en la pantalla TFT. El sistema se maneja desde el terminal MMI que está colocado en la consola central y al que se accede fácilmente; un concepto de manejo que ya sorprende en el A8, en el que se ha incorporado de serie, por su minuciosa lógica.
Del mismo modo, los botones basculantes fijados al volante ha demostrado una gran eficacia para accionar el cambio de marchas secuencial deportivo. También en este caso se aplica un diseño ergonómico procedente del deporte del motor y que ya lle va tiempo utilizándose. Nuevamente, la mejor prueba de ello es el tres veces vencedor en Le Mans, el Audi R8.
El pequeño volante deportivo también recuerda al volante de un coche de carreras. Debajo de la columna de dirección de seguridad encontramos cuatro conmutadores: mientras que el primero sirve para accionar el alerón, con el segundo se puede activar la función “pitstop”, un control automático de velocidad. De este modo, el conductor puede ceñirse fácilmente a los límites de velocidad permitidos en cada zona.
El tercer botón, también incorporado de forma especialmente ergonómica, permite ajustar rápidamente el tren de rodaje con un simple movimiento del pulgar gracias al sistema Audi magnetic ride. Con el cuarto se activa el modo seguimiento de la pantalla.
La tracción
Un despliegue de potencia por turbinas y un par motor máximo, además de un sonido fascinante: estas son las características básicas del motor de un deportivo perfecto. Un motor que fascina tanto por su potencial como por su adaptabilidad a todas las situaciones. El biturbo V10 de 5,0 litros posee todas estas cualidades y seduce además por su agarre en cualquier rango de revoluciones y por un reprise sin igual.
Con un ángulo de los cilindros dispuestos en V de 90 grados, el centro de gravedad del conjunto del vehículo se puede rebajar obteniendo un resultado inmejorable. Esta construcción ha permitido un aprovechamiento mayor del espacio al tiempo que ofrece un campo de visión mucho más amplio hacia atrás. Un cigüeñal con pistones desplazados hacia la biela proporciona simultáneamente una estabilidad de marcha excelente y un sonido deportivo.
Cuatro árboles de levas superiores controlan las cuarenta válvulas de los diez cilindros. Los tiempos variables de apertura de las válvulas (de entrada y salida) se encargan de proporcionar un cambio de gas óptimo en todos los rangos de revoluciones.
Dos turboalimentadores de gases de escape situados detrás del motor suministran el aire de combustión comprimido hasta 2,0 bares. Los intercoolers están ubicados por encima del motor y desempeñan su función con la ayuda del aire exterior que llega a través de la entrada lateral y un circuito adicional de agua refrigerante a baja temperatura. Los dos radiadores de aceite se sitúan a ambos lados del motor. Su ubicación por detrás de las entradas de ventilación laterales es óptima en relación con la corriente de aire.
De este modo, el motor pone en movimiento a unos impresionantes 610 CV (449 kW). Un elemento fundamental para alcanzar esta potencia es la innovadora tecnología de inyección directa de gasolina FSI, que ya puso el listón muy alto en el mundo de los circuitos tras los históricos triunfos en las 24 horas de Le Mans en 2001 y 2002, además de en la serie americana de Le Mans. El FSI aúna un sobresaliente coeficiente de rendimiento de la potencia con una alta eficiencia del combustible.
El Audi Le Mans quattro entusiasma por su motor FSI biturbo de diez cilindros que facilita un reprise inmediato y proporciona una potencia de arranque sin par en cualquier rango de revoluciones. El par motor máximo de 750 N/m se mantiene constante a lo largo de un margen de revoluciones excepcionalmente amplio que abarca de 1.750 a 5.800 rpm y, por ello, permite conducir sin tener que cambiar de marcha con frecuencia. Con estos valores, el motor de cinco litros acelera al biplaza en tan solo 3,7 segundos de 0 a 100 km/h. Después de 10,8 segundos la aguja del tacómetro marca ya 200 km/h. La velocidad máxima teórica de 345 km/h está limitada de forma electrónica a 250 km/h.
A pesar de esta potencia insuperable, el conductor del Audi Le Mans quattro puede recurrir al accionamiento manual del cambio de marchas por medio de las levas de cambio situadas detrás del volante, que permiten cambiar de marcha en una fracción de segundo sin tener q ue utilizar el pedal de embrague. En el túnel central junto al accionador del freno de estacionamiento electrónico, el conductor encontrará una palanca de cambios corta. Sin embargo, esta palanca se utiliza únicamente para elegir entre el modo automático, normal o deportivo, o para poner la marcha atrás.
La salida también se puede realizar con ayuda de un sistema electrohidráulico sin tener que recurrir al pedal de embrague. El cambio deportivo secuencial de 6 marchas ofrece una alta comodidad de cambio manteniendo la dinámica que corresponde a un deportivo de altas prestaciones. La amplia apertura de los multiplicadores permite al conductor dosificar el potente par motor de forma óptima.
Naturalmente un Audi con esta potencia cuenta con la tracción permanente a las cuatro ruedas quattro. A bordo del Le Mans quattro, dotado de alta tecnología, se ha ajustado la disposición del legendario principio de tracción a la distribución de la carga sobre el eje típica del motor central.
En favor de una tracción óptima y de la dinámica de conducción del deportivo con motor central, este reparte la potencia de los diez cilindros en una relación de 40:60 entre el eje delantero y el trasero. Esto implica una mayor agilidad y una tracción óptima: condición indispensable para obtener unos resultados insuperables en relación con la dinámica de conducción en cualquier situación y en radios de curva de todo tipo.
En este caso, la versión quattro incorpora un diferencial intermedio Torsen C y puede transferir claramente el par motor en progresión continua a los ejes con la máxima tracción cuando las ruedas están patinando. En función del deslizamiento de las ruedas se obtiene un cambio posible en progresión continua de la distribución del momento entre el eje delantero y el trasero de 20: 80 a 70: 30 por ciento.
El tren de rodaje
El tren de rodaje cuenta con brazos transversales dobles tanto delante como detrás: en la parte delantera se han integrado encima y debajo como brazos triangulares. En la parte trasera, un brazo triangular ubicado encima y un brazo trapezoidal ubicado debajo se encargan de proporcionar una dirección óptima a las ruedas (una aplicación de la geometría que en las carreras deportivas constituye una condición previa indispensable para obtener una elevada precisión en la dirección y que ha garantizado un comportamiento preciso de la dirección).
Adicionalmente, una dirección de cremallera directa se encarga de ofrecer una respuesta óptima mediante una servoasistencia dependiente de la velocidad.
Los muelles y amortiguadores se han elegido pensando en una mejor dinámica de conducción y, por ello, constituyen una sorprendente aportación a la comodidad.
Esto se debe a la introducción de una tecnología innovadora en los amortiguadores: el Audi magnetic ride. En lugar del habitual aceite para amortiguadores se aplica aquí un fluido magnetoreológico, un líquido cuya viscosidad se puede influenciar mediante un campo electromagnético. Gracias a este efecto se puede modificar en cualquier momento la línea de reconocimiento de los amortiguadores generando una tensión electrónica en los electroimanes.
Esto permite crear la fuerza amortiguadora adecuada en cada situación de conducción y optimizar así la comodidad y la dinámica de conducción. La situación de conducción en la que se encuentra el vehículo viene determinada por un ordenador que realiza análisis sensoriales en cuestión de milisegundos. El conductor puede elegir entre dos programas de conducción con el conmutador ubicado en el volante, dependiendo de si desea conducir de forma realmente deportiva (con una viscosidad inferior del fluido magnetoreológico) o poniendo mayor énfasis en la comodidad de conducción.
El Audi Le Mans quattro circula de acuerdo con su categoría sobre unas grandes llantas de 20 pulgadas en diseño de 7 br azos dobles. Los neumáticos en formato 255/30 en la parte delantera y 295/30 en la trasera brindan el agarre al suelo que necesita este bólido. Una dimensión que también garantiza que el talento dinámico de la tracción y el tren de rodaje siempre se pueda traducir en un agarre firme y una dinámica oblicua máxima con unas elevadas aceleraciones transversales admitidas. Además, el aspecto distintivamente deportivo del Le Mans quattro se beneficia del diseño y de las proporciones de las ruedas.
Las ruedas están aseguradas mediante cierre central, un sistema que garantiza una fijación exacta de la rueda en las tres dimensiones gracias a un encaje perfecto entre el árbol y el cubo y, por consiguiente, un giro inmejorable. La tuerca de fijación está asegurada contra una apertura inesperada mediante un sistema de rueda libre. Nuevamente tecnologías que ya han dado buenos resultados en los circuitos.
Un nuevo préstamo de la alta tecnología del deporte automovilístico: los discos de frenos elaborados con un material cerámico brindan un retardo ajustado a la potencia con un diámetro de 380 mm en la parte delantera y 356 mm en la parte trasera. La presión de frenado está originada en la parte delantera por un freno con pinza fija de 8 pistones y, en la trasera, por un freno con pinza flotante.
En este conjunto, la cerámica brilla por su excelente rendimiento y por su elevada resistencia a altas temperaturas y a la pérdida de potencia. De esta manera no hay nada que se interponga en el camino del Audi Le Mans quattro para registrar unos tiempos récord en los circuitos.